Porque esto es África… Etiopía (I)

Con niños en la misión de Andode, 
Valle de Angar Guten 
(Fundación Emalaikat)
No sé todavía porqué esta vez me está costando tanto «volver al asfalto», (como diría mi amiga Teresa), después de un intenso mes vivido en Africa. Al principio pensaba que, como dice la sabiduría popular, ese tiempo es suficiente para justificar que, cuando vuelves en avión, tu cuerpo físico sí ha vuelto, pero tu alma sigue vagando por esos lugares donde has sentido tantas emociones…
Chume, Lome y Dessi
Pero hoy me doy cuenta de que es algo más. Tengo la sensación de que he disfrutado de un gran privilegio, conociendo y aprendiendo de grandes maestros, que me han enseñado muchísimo y de que me he ido sin dar las gracias, así, con prisas, sin decirles lo mucho que les voy a echar de menos y que voy a intentar practicar todo lo que he aprendido con su ejemplo.
Con las misioneras, niños y voluntarios 
de la misión en Andode (Fundación Emalaikat)
Cada niño que he conocido ha sido para mí un gran maestro. Para mí los niños en África son los grandes héroes, merecen mi total admiración. Cada uno de ellos tiene detrás una tremenda historia que haría sonrojar al más estoico. Y una de las cosas que más me maravillan es que, a pesar de esas historias de abusos, abandonos, falta de cariño o de no tener cubiertas las necesidades más básicas que necesita un bebé o un niño, todos ellos conservan la sonrisa y te la regalan con tan sólo ver la tuya.
Niña en la escuela de Muketuri
No quiero quedarme con el sabor agridulce que me supone siempre vivir esta experiencia en África, el conflicto interno que me lleva a preguntarme continuamente cómo es posible que estemos dejando que ocurran estas situaciones en pleno siglo XXI. Una tasa de mortalidad infantil del 64 antes de los 5 años, la enorme cantidad de niños desnutridos en sus primeros 3 años de vida, además de abandonos, abusos y malos tratos.
Niños en el patio de la escuela de Muketuri
De todas formas, prefiero quedarme con lo que he aprendido allí. Que no hay que gastar energía en lamentarse, sino en construir. Que lo importante es elegir qué vas a hacer con las cartas que te han tocado en la partida. Que lo mejor es dar las gracias por poder abrir los ojos un nuevo día y hacerlo al lado de personas que te sonríen. Que es mejor jugar y disfrutar hoy porque quizás mañana ya no estés aquí. Que hay que compartir lo que tienes, porque el bienestar de la comunidad es el tuyo. Que tu energía es mejor concentrarla en la vida, en el hoy, en este momento,… que es el único que sabes que tienes.
Con Dessi y Joseph en Andode
Sólo espero que no se me olvide jamás esto y que recuerde a estos niños cada vez que quiera abrir la boca para quejarme o para lamentarme de que las cosas no salen como yo quiero… ¡GRACIAS DE CORAZÓN, MAESTROS!
Con los niños en Andode
Fundación Emalaikat: www.fundacionemalaikat.es

Continuando mi viaje a Itaca…

Es tan sólo una pequeña muestra de lo que va a llenar mi mochila en la siguiente etapa de mi viaje a Ítaca. Y es que, como me dice mi buena amiga María, el año pasado simplemente fue el comienzo, arrancando un sueño que va a durar toda mi vida. Espero que haya muchas Ítacas en mi vida, muchos viajes de aprendizaje, de descubrimiento, cúmulos de experiencias y sensaciones vividas a través de los ojos y de las emociones compartidas con tantas y tantas personas que voy encontrando en mi camino.
Preparando mi mochila para Etiopía
En tan sólo diez días emprendo rumbo a mi siguiente Ítaca.
Es un viaje diferente al que emprendí hace un año, aunque ambos tienen en común
que voy a vivir una gran experiencia y que voy a salir de nuevo de “mi zona de
confort”. En esta ocasión voy a Etiopía, a aportar mi pequeño granito como
voluntaria en varios proyectos con los que colaboro. Siento la necesidad de vivir
lo que ellos viven, poniéndome literalmente en los “zapatos del otro”, porque
creo que es la forma de interiorizar y asimilar de verdad las situaciones que
se viven en otros países donde no son tan privilegiados como nosotros somos. Quiero
sensibilizarme, empaparme de esa situación y luego ser capaz de trasmitirla, de
contarla en mi entorno.. ¿me acompañas en este viaje?
Formación con amigos de Dakar (Senegal)

Y aunque sé de sobras que lo que voy a recibir va a ser
mucho más de lo que voy a poder ofrecer, espero poder gestionar las emociones
que voy a sentir, ése creo que va a ser el primer reto que tendré que afrontar.

Una vez más, estoy segura de que vendré con mi mochila mucho
más llena, no con peso, sino con experiencias y vivencias que me harán aprender…
Con niños en un cole en Dakar, (2012)