Reflexiones de una viajera en China (II)

Vuelta a casa con la mochila llena hasta los topes de cosas que llenan mucho y pesan muy poco. De ésas que voy a tardar bastante tiempo en asimilar por lo intensas pero que luego quedarán para siempre en la memoria. De ésas que te transforman y hacen que nunca seas la misma persona que cuando empezaste el viaje. Historias, imágenes, conversaciones, risas y experiencias que, yo creo, me ayudan a conocerme más a mí misma y a descubrir un poco más sobre el mundo y los demás. Aprendizajes que no puedo pagar con dinero. Que somos responsables de contrastar los prejuicios que a veces tenemos sobre los países o sobre las personas antes de generalizar alegremente. Que a veces la buena/mala imagen o la propaganda sobre un país (o la ausencia de ella) depende de las relaciones exteriores o políticas entre países. Que la opinión pública, desgraciadamente, se puede manipular fácilmente. Que en este lado del mundo, (culturalmente quizás más gregario, menos individualista), el «compartir», (espacio, comida, o lo que se tercie) se practica más frecuentemente que por nuestros «barrios». Que hace tiempo que China pasó a ser, con razón, un gigante económico poderoso, tecnológicamente pionero y que nos da mil vueltas a los «países desarrollados» en innovación y capacidad de desarrollo. Que las etiquetas de «régimen comunista» habría que revisarlas o redefinirlas, aún sigo sin entender a qué se refieren aquí. Que se puede ser un país híper poblado y que gran parte de la población pueda tener las necesidades básicas cubiertas, incluso que gran parte de la sociedad disfrute de un poder adquisitivo medio o alto, (basta con hacer llegar los recursos al pueblo y penalizar de forma drástica la corrupción política… Aunque en mi opinión sea mejor suprimir la pena capital, pero sí imponer un castigo suficiente que disuada…).

Que, al final, no se me da tan mal interpretar mapas, y algo he desarrollado mi orientación espacial, (aún me queda recorrido). Que cada vez que me monto en un teleférico me hago más grande y hago más pequeñito mi pánico a las alturas. Que aquí también las personas, aunque parecen tan diferentes, cuando las conoces más allá de la superficie, tienen las mismas inquietudes y valoran las mismas cosas que en cualquier lugar del mundo. Que también aquí hay mujeres luchadoras, valientes, empoderadas que quieren elegir y vivir su propia vida, no dejarse imponer las ataduras de su sociedad y decidir su destino. Que a veces en algunos lugares estas mujeres cultural y socialmente lo tienen más difícil que otras. Que, al fin y al cabo, es más lo que nos une que lo que nos diferencia.
Que todavía hay países que ni siquiera sé que existen y donde hay gente maravillosa.

Y también que, la mayor parte de las veces, los miedos están sólo en la cabeza, («me perderé?», «me podré hacer entender?», «me podré comunicar?»…). Que esos miedos tan sólo quieren avisarme de cosas y que lo que importa es lo que yo decido hacer con ellos. Que, al final, si confías, todo fluye, todo está bien.
Comparto con vosotros algunos momentos con la gente maravillosa y nuevos amigos con los que he compartido camino…
#reflexionesdeunaviajera
#viajeaitaca
#travellingwakesupthespirit

Reflexiones de una viajera en China (I)

 Amanecer en unas colinas cerca de Yangshuo
 Shanghai
Shanghai

Varios días sin poder conectarme, VPN bloqueada, ya sabéis… Y ahora aprovechando en Shanghai que parece que puedo 😉
Estos últimos días he seguido descubriendo este país fascinante…

 Con Zhige y su hermana
 Jugando con Aureen, Hangzhou
Cenando con Zarina, (Tajikistan), Alec, (México),
 Jaime, Elena, (España) y Kung, (India), 
viajeros geniales y muchas risas!

Según mi nueva amiga Sara, de Pakistán, que conocí en Xian y que lleva viviendo allí varios años, existen dos tipos de viajeros. Están los «slow travellers» que pasan mucho tiempo en los lugares que visitan, algunos incluso trabajan unas semanas y ahorran para su siguiente destino, y se toman el viaje de una forma más relajada, integrándose al máximo en la vida de la ciudad en la que están, (incluso haciendo cursos de algo típico local o aprendiendo el idioma) . Por otro lado, están los «quick travellers», que no están más de dos o tres días en cada ciudad y en ese tiempo quieren ver y vivir el máximo de experiencias del lugar.

 Traje típico en Hangzhou
West Lake, Hangzhou
Con Lorie, en Shanghai

Aunque la segunda definición se acerca más a mi estilo de viaje he inventado una nueva categoría en la que me siento más identificada, la llamaré los «quickslow travellers». Dedico pocos días a cada destino, (desde luego menos de los que me gustaría), pero siempre me gusta encontrar un momento para relajarme en un parque varias horas y simplemente observar a la gente pasar, tomarme un café en una terraza leyendo un buen libro o perderme horas y horas en un museo local.

Pearl Tower in Shanghai

No pretendo nunca ir agotando las lista de «sitios que no te puedes perder» y cambio esos monumentos muy contenta por una conversación con alguien del lugar, una cena con alguien a quien acabo de conocer o un café (o té) intercambiando inquietudes y opiniones. Eso es para mí lo más rico del viaje…
En Hangzhou he podido compartir momentos muy especiales con mi nueva amiga Zhige y su familia, y en Shanghai con mi amiga Lorie, que conocí en el aeropuerto de París… Todos ellos me han hecho sentir como en casa y rendirme fascinada a la hospitalidad de este país… Qué gente tan maravillosa hay por el mundo! 😊😊😉

RECOMENDACION ALOJAMIENTO:
* Memory Travel Hotel (West Lake), No.306, Zhongshanzhong Rd., Shangcheng District, Hangzhou