Reflexiones de una viajera (V)

El primer día que llegué a Bangkok me sentí desesperada. En ningún otro
país antes me había resultado tan difícil comunicarme con la gente.
Sentí una impotencia enorme, casi nadie hablaba inglés y además, la
gente que encontré ese día en mi camino parecían no tener la menor
intención de ayudarme. Me resultó tremendamente difícil incluso llegar
al hostel donde iba a alojarme, y eso que llevaba un papel con el nombre
escrito en tailandés. Al día siguiente la situación se repetía…no
hablaban inglés ni en la recepción, ni siquiera en el bar donde fui a
desayunar…a duras penas conseguí hacerme entender para tomar un café
con unas tostadas. Mi pensamiento comenzó a girar en círculos: «cómo voy
a llegar a mi destino si no me entiende nadie?», «me
voy a perder y luego no podré llegar hasta aquí», «me van a intentar
engañar»…. Cuando me dí cuenta de que estaba repitiéndome a mi
misma estos mensajes negativos y me estaba angustiando, tomé la
decisión de parar mi mente. «Así no voy a ninguna parte, cambia el chip
ahora mismo. Cambia tu actitud, sonríe y CONFÍA». 

 Mariposario de Camboya

Tengo que decir que a
estas alturas del viaje ya llevo la mochila bastante cargada de
aprendizajes y lecciones, pero, sinceramente, una de las más importantes
que he interiorizado por la experiencia vivida estos meses es que hay
que confiar en la vida. He aprendido que debo poner todo lo que esté en
mi mano para conseguir lo que busque, pero una vez hecho eso, debo
confiar. 

 Escuela de monjes budistas

Todo está preparado para que ocurra de la forma en que lo
necesite. Ese día, cuando cambié mi actitud apareció un «ángel» que
me ayudó a resolver mi problema. 

El otro
día volvió a ocurrir: necesitaba hacer urgentemente una llamada a España, (en Bangkok no
se encuentran fácilmente cabinas públicas para llamadas
internacionales), y apareció otro «ángel» que me prestó su teléfono. 

Espero que no se me olvide nunca esto, pues lo importante es creer que
va ocurrir así…

En el Templo del Buda esmeralda

Batu, las grandiosas cuevas hinduístas

Las
Cuevas de Batu son un maravilloso ejemplo de cultura hind
ú en
Malasia. Est
án formadas por tres grutas. La más famosa es la Cueva
Templo, con una rampa de 272 escalones, salvaguardada por la estatua
de Murga de 43 metros, la m
ás alta del mundo. Dentro alberga un
santuario, donde se realizan ofrendas y ritos hinduístas, y donde
peregrinos de todo el mundo acuden en el mes de febrero para
realizar sus sacrificios y presentar sus peticiones y ofrendas.



Las
otras dos grutas son la Cueva Oscura y la Cueva Casa, con pinturas y
esculturas hinduístas y que ofrece espect
áculos de danza.
Batu Caves
Santuario hinduísta dentro
 de la Cueva Templo
 
 Ritual de ofrendas dentro de
 la Cueva Templo
Ejemplo de los sacrificios que se realizan en el 
mes de febrero en la peregrinación a las Batu Caves
Estatua dentro de la Cueva Casa

Reflexiones de una viajera (III)

«¡Gracias a los dioses!» es una de la frases más repetidas en Bali, y es que la mayoría de personas en esta isla son hinduístas, aunque en Indonesia la religión predominante es la islámica. No obstante, conviven de forma pacífica junto con budistas, cristianos y otras minorías. Y es que ayer estuve compartiendo con un amigo balinés nuestras opiniones sobre la religión, y, de nuevo, te das cuenta de que son muchas más cosas las que nos unen a las personas que las que nos separan. Al fin y al cabo, si te paras a analizarlo, la mayoría de las religiones coinciden en que lo ideal es hacer el bien a los demás, ya que esa es la forma de estar más cerca de Dios, (en cualquiera de sus múltiples nombres). También dependiendo de lo que siembras en esta vida recogerás después, sea en otra vida, en una reencarnación, o en la vida eterna. Qué importante es respetar al otro…qué importa que no comparta algunas de tus ideas? 

Procesión después de la
ceremonia de cremación

Tu libertad acaba donde empieza la de los demás, y viceversa: Respetar sin imponer nuestro criterio. El mismo día que hablaba sobre la tolerancia con mi amigo Eka me encontré en el hostel con dos chicas vascas que cuando me oyeron empezaron a hacer chistes sobre víctimas del terrorismo, (no es una generalización, por supuesto, no todos los vascos son así…) Qué triste es ver ese fanatismo, pensar que una causa, sea religiosa, política o de cualquier otro tipo, pueda justificar el acabar con la vida de una persona… Qué casualidad que el mismo día que tuve esa conversación sobre la tolerancia tuviera esa otra experiencia…. El ser humano es capaz de albergar los sentimientos más maravillosos y también los más aberrantes.

 
Amanecer en la playa de Amed

Creo que lo más importante es respetar, esto es aplicable a todos los ámbitos de la vida…Incluso tener la humildad suficiente para «reconocer» al otro, sin querer cambiarlo, sin crear expectativas que nos hagan frustrarnos cuando la otra persona no es o no se comporta bajo nuestro patrón de lo adecuado o lo que «debería ser». Siempre podemos elegir quién queremos que forme parte de nuestro camino, pero respetando y aceptando a los demás tal y como son tendremos relaciones más sanas. 

Ceremonia de ofrendas

Nadie dice que este camino sea fácil, creo que es muy complejo, este conocimiento y respeto de los demás empieza por el de uno mismo. Cambiaría la frase de «Haz a los demás lo que te gustaría que hiciesen contigo» por: «Haz a los demás lo que a ellos les gustaría que les hiciesen». De nuevo, con la humildad de saber que lo que yo considero lo mejor no tiene porqué coincidir con lo que los otros piensan. Ahí es nada…

 Con mi mochila al lado 
de un pequeño

templo