Puebla es una preciosa ciudad a unas dos horas de México que ahora se va sobreponiendo con esfuerzo al terremoto que vivieron hace algo más de dos meses.
Este país está acostumbrado a sufrir seísmos, (de hecho las indicaciones de cómo tienes que actuar en esos casos las encuentras por todos los sitios). Pero el pasado terremoto causó más de 200 muertos en varias localidades del país, entre ellas Puebla. Esto me hacía reflexionar estos días, viendo cómo ahora la población tiene la situación aceptada y normalizada.
Me llevo en mi mochila el aprendizaje de cómo las personas nos adaptamos a todas las situaciones, imagino que impulsados por el instinto de supervivencia que nos mueve siempre. También tengo que confesar que venía a México un poco inquieta, porque el recorrido de estos días lo iba a hacer finalmente sola, (el amigo mexicano que iba a acompañarme no ha podido finalmente). Me doy cuenta de que los miedos ante la falta de seguridad en la mayoría de las ocasiones los creamos en nuestra mente.
Nosotros decidimos cómo de grande (o de pequeña), queremos que sea nuestra «zona de seguridad». Puede ser tu barrio, tu ciudad, tu país, Europa o el mundo. Tú decides. Y creo que se aplica no sólo a los viajes, sino a tu vida. También he reflexionado estos días si quiero que esas «creencias» sean las que me digan los demás o si las quiero elegir yo misma, según mi experiencia. Así que decido esto último y prefiero pensar que «el mundo es un lugar seguro» y que «frecuentemente en el camino recibes lo que das». Comparto con vosotros más imágenes «poblanas», que las disfrutéis…