De nuevo vuelvo a hacer balance y mi etapa en este país ha sido muy positiva y enriquecedora, han sido tan sólo cinco días, en los que, sobre todo, he tenido la oportunidad de conocer una de las Maravillas del Mundo, los templos de Angkor y a un pueblo generoso, amable y con ganas de superar poco a poco su historia pasada de dolor y escasez.
Ojalá que ese día en que Camboya tenga una situación más próspera y digna para su gente llegue pronto…
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La gastronomía camboyana, basada en el arroz y el pescado…
La cocina camboyana, al igual que el resto de los países del sudeste asiático que estoy conociendo, tiene su base principal en el arroz. Tienen varios tipos diferentes de arroz, dependiendo de la cosecha y de la época, si es en temporada de lluvias o temporada seca, etc. Es un país que consume muchísimo pescado,(unos 35 kilos por persona anuales).
Tienen una cocina deliciosa y, para mi alegría, menos picante que la malasia o la indonesia.
Los Templos de Angkor, la octava Maravilla del mundo…
Creo que en el Templo de Angkor Wat, (Camboya), he tenido una sensación parecida
a la que experimenté cuando vi por primera vez la ciudad sagrada de Machu Pichu.
Son esos segundos en los que tus ojos descubren algo tan bonito, tan impactante,
que te quedas así, petrificada, con la boca abierta, empapándote de la imagen y
llenando los sentidos con ese momento, para que se te quede grabado en la
memoria, para que no se te olvide nunca, para que lo puedas recordar cuando
tengas un momento de desánimo y necesites transportarte a un lugar que te llene
de energía y de buenas vibraciones, como diría mi amiga Bea.
Y es que en
ningún otro lugar en el mundo hay tantos templos juntos, desde los más famosos, como el de
Angkor Wat, el de Prohm o el de Bayon, hasta otros como el Banteay Srei, (o
templo de las Mujeres), el enorme Beng Malea o los de la capital antigua,
Roluos.
Otra de las cosas que me han sorprendido mucho en Angkor es que
muchos de los templos son a la vez hinduístas y budistas, esto es la fusión
llevada al máximo. En su inicio fueron originariamente hinduístas, muchos de
ellos construidos para venerar al dios Wisnu, alrededor del siglo XII, y después
budistas, a partir del siglo XVII, venerando a Buda, pero muchos de ellos
conservan los dos credos y comparten fieles. Camboya nos ofrece otro gran ejemplo de
integración y fusión de culturas y credos…
Fin de mi sexta etapa (Malasia)
cinco días los que he estado en este país, en su capital, Kuala Lumpur, pero
este tiempo me ha bastado para descubrir un lugar único, muy recomendable para
visitar, con una gran diversidad cultural y también con paisajes, playas y
rincones ideales para perderse y desconectar.
De nuevo me llevo una grata
experiencia del contacto con la gente que he conocido en mi camino por este país.
Tengo que reconocer que venía con algún prejuicio sobre el carácter de los
musulmanes, y de nuevo se rompen mis esquemas, la gente que me he encontrado se
ha desvivido por ayudarme y por hacerme sentir como en casa…
Batu, las grandiosas cuevas hinduístas
Cuevas de Batu son un maravilloso ejemplo de cultura hindú en
Malasia. Están formadas por tres grutas. La más famosa es la Cueva
Templo, con una rampa de 272 escalones, salvaguardada por la estatua
de Murga de 43 metros, la más alta del mundo. Dentro alberga un
santuario, donde se realizan ofrendas y ritos hinduístas, y donde
peregrinos de todo el mundo acuden en el mes de febrero para
realizar sus sacrificios y presentar sus peticiones y ofrendas.
otras dos grutas son la Cueva Oscura y la Cueva Casa, con pinturas y
esculturas hinduístas y que ofrece espectáculos de danza.
de la Cueva Templo
La gastronomía malasia, espejo de su diversidad…
diversidad cultural que encontramos en Kuala Lumpur se refleja en su gastronomía,
una mezcla resultante de las influencias
de cocina china, hindú, pakistaní, malaya, etc.
cosa que tienen en común… las especias y el picante.
noodles, tofu, cebolla
queso, exquisito!
Chinese Chopsi, comida vegetariana
en un restaurante indio
Postres indios, a base de leche,
arroz, chocolate y coco… deliciosos!
Reflexiones de una viajera (IV)
sé que me queda mucho
por recorrer en mi camino hacia la tolerancia y también sé que lo estoy analizando con mi prisma
de valores occidental, pero cada vez que veo a una chica con un burka siento
como un pellizco en el corazón.
Tanto si es por razones culturales,
religiosas o por tradición
familiar, o por una mezcla de todas ellas, para mí es algo así como si decides meter una preciosa
flor en una caja para evitar que su belleza o su olor te seduzcan y quieras
tocarla. Sólo que la
gran diferencia es que en este caso esa flor es un ser humano, piensa, siente,
sonríe, se ruboriza, se
enfada, se asusta.. pero muchas de esas emociones no puedes verlas, porque están escondidas detrás de una tela oscura.
he visto: una mamá con un burka intentando calmar a su bebé en el carrito, que
estaba llorando, por ejemplo. Por qué privar a tu hijo de poder disfrutar de tu
sonrisa, de la dulzura de tu rostro al mirarle? O una niña de unos cinco años
vestida de negro de los pies a la cabeza mirando mi camiseta rosa y mi pantalón
de colorines. No me acostumbro.
rato. Ella llevaba un burka negro, sólo se le veían los ojos, me di cuenta de que había desarrollado una
capacidad especial para ser mucho más expresiva que otras personas al hablar. Con
sus ojos me transmitía emoción. Me hubiera gustado preguntarle porqué lo llevaba o,
simplemente, si era feliz así o si tan sólo estaba resignada. Pero, lamentablemente, la profundidad de la conversación
no daba para eso.. Me quedé con la duda. Me gustaría llegar a entenderlo. Si esa
cárcel es consentida o impuesta. Pero saber la respuesta de verdad.
que pensar. En una sociedad y en una familia en la que eso es lo que te hace
formar parte de tu grupo, afianzar ese sentimiento de pertenencia que todos
buscamos, desde pequeños, ese querer que nos quieran, que nos acepten.. qué haríamos
cada una de nosotras si el decir “no”, el seguir otro camino implicase el rechazo generalizado de las
personas que más quieres?
Jakarta, la ajetreada capital indonesia que nunca descansa…
quedarme con lo mejor de Yakarta elegiría
sin duda su gente, que se desviven por el visitante, con una gran amabilidad y
hospitalidad, que caracteriza el carácter indonesio en general. Por lo demás,
es una ciudad caótica, con
mucho tráfico y contaminación, donde pasear se convierte en una prueba de obstáculos que salvar, por los agujeros en la calle,los coches y motos en todos los sentidos, la ausencia de pasos de cebra que hacen que «arriesgues la vida» en cada cruce…
visitas más interesantes en la ciudad es su Museo Wayang,
que habla de la cultura indonesia y de cómo elaboran sus tradicionales muñecos Wayang, (los hay de cuero o de madera).
la ciudad es el barrio de Chinatown, (se pueden encontrar todo tipo comidas
sorprendentes, como ranas o serpientes cobra).
la ciudad se encuentra el Monumento Nacional (Monas), se puede subir a lo alto
y observar las vistas de la ciudad.
Fin de mi cuarta etapa (Estados Unidos)
Acaba hoy mi etapa en Estados Unidos…me llevo la mochila cargada de
emociones, de experiencias, de vivencias muy intensas, he disfrutado a
tope de mi etapa aquí. Ha sido un destino en el que he visto situaciones
fuertes en las que el ser humano puede encontrarse, (sobre todo en mi
primer destino, Las Vegas). He visto de cerca personas que estaban en
situación límite debido a las drogas, al alcohol, al juego… Todo esto
da mucho que pensar: un lugar que es como un parque temático para
adultos donde todo está permitido, totalmente contrario al espíritu
puritano que invade al resto del país. Es un lugar donde se puede beber y
fumar en la calle, dentro de cualquier tienda, hotel o lugar público,
se puede ir desnudo o vestido de forma obscena, ofrecer los servicios de
prostitución por la calle con tarjetas y carteles…aunque está
prohibido sentarse en la acera o pedir limosna. Allí he visto también
discusiones fuertes entre personas a causa del dinero, del juego,
incluso personas apostando y jugando en varias máquinas a la vez,
gastando miles de dólares en pocas horas… Los hoteles y casinos no
tienen ventanas, entre otras cosas, para evitar que los huéspedes se
suiciden ahí. Hay un índice elevadisimo de suicidios en Las Vegas que se
oculta y no sale en los medios de comunicación, para no empañar la
imagen de paraíso ideal que pretende dar.
Por otro lado, en este país he tenido la suerte conocer a gente
maravillosa con la que compartido experiencias y conversaciones que me
han permitido aprender mucho. Incluso he vivido algún momento mágico, de
esos que yo llamo «causalidades» de la vida… Hay uno que me
impresionó mucho: En Quito conocí a una chica muy maja, Tee, ella es
afroamericana y vive en Oakland, cuando estuvimos juntas en Ecuador
quedamos en que nos veríamos en San Francisco, (ella vive a media hora
en tren). Resulta que nos mandamos varios mensajes pero no habíamos
concretado cuándo vernos. Hace tres días salí con un amigo del hostel a un bar a
tomar algo, en San Francisco, (en un población con cerca de un millón de
habitantes podéis imaginar que hay muchos bares y restaurantes)…. Lo
habéis adivinado, me encontré con Tee de casualidad en el bar… cuando
nos vimos no podíamos creerlo, la última vez que nos
vimos fue en Quito…Si hablamos de probabilidades estadísticas, cuáles
había de encontrarnos al azar en una ciudad como San Francisco? Menos
mal que la vida no entiende de probabilidades y sí de conexiones y de
que siempre todo pasa por algo… bueno, o al menos, eso creo yo…
El Grand Canyon, un paisaje que sobrecoge…
profundidad, el Parque Nacional ofrece un gran variedad de fauna y flora, desde el desierto
cerca del Río Colorado hasta los bosques del North Rim.
* Excursión Grand Canyon: Sweetours, Las Vegas.