Cuando el amor se hace contribución: Misioneras de la Caridad, (Teresa de Calcuta)

Cartel de bienvenida en uno de los orfanatos 
de las Misioneras Caridad, Delhi

Ya ha comenzado la segunda etapa de mi experiencia en India. Sabía que iba a ser dura y he intentado mentalizarme sobre lo que iba a vivir para estar más preparada. Estas semanas conociendo el país me han permitido comprender la pobreza y la situación de millones de personas en India y sobre todo, de tantísimos niños que luchan por sobrevivir. Pero por mucho que he intentado estar preparada este primer día en el orfanato de las Misioneras de la Caridad, (Teresa de Calcuta) en Delhi ha sido difícil. He tratado durante todo el día de contener las lágrimas, pero cuando he llegado a la habitación no he podido parar de llorar durante un buen rato. Es impresionante la labor que estas ocho misioneras están haciendo aquí. Para mí ellas son ejemplo de la espiritualidad bien entendida: rezan y meditan según su credo y su religión, pero, sobre todo, actúan para ser el motor del cambio, para transformar su realidad, su entorno. Yo me quedo con eso: da igual qué religión o creencias tengas, lo que cuenta es cómo actúas para mejorar tu entorno y contribuir a la felicidad de los demás. El centro tiene capacidad para acoger 40 niños que normalmente son abandonados en las calles, casi todos ellos con discapacidad intelectual, ceguera, sordera o enfermedades graves, aunque nunca dicen que no y suelen tener acogidos más niños de los que caben.

Cuando hace una semana hablé con la hermana Tina para preguntarle cómo podía ser útil aquí y qué podía hacer, ella me contestó que podía jugar con los niños, darles de comer, pero, sobre todo quererles, darles amor, eso es lo que más necesitaban. Así que en ello he estado hoy y seguiré los próximos días. Os puedo asegurar que ese amor puro que he visto en sus ojos es lo más bonito que me voy a llevar de India. Os puedo decir también que creo que no hay mejor destino para los donativos que me habéis dado muchos de vosotros antes de venir a India, estoy completamente segura al conocer cómo trabajan y cómo se organizan estas misioneras de que darán buen uso a este dinero para continuar su labor con estos niños.
Comparto con vosotros la frase que da la bienvenida al centro y que me ha hecho reflexionar a lo largo del día de hoy: «No dejes que nadie que se acerque a ti se marche sin sentirse más feliz».

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