Aprendizajes en Etiopía (I)- La cruz

No sé por dónde empezar para explicar qué es lo que más me ha impactado de mi estancia en Etiopía. Seguramente lo que más me sorprendía cada día y me hacía estar en lo que yo llamaba «un estado de shock permanente» era descubrir la calma relajada con la que los héroes y heroínas que sobreviven allí aceptaban su suerte y decidían enfrentarla con una sonrisa resignada. 
Mujer tan sólo dos semanas después 
de haber dado a luz ella sola en su choza
Vivir sin agua, con continuos cortes de luz, con menos de un dólar al día para mantener a tu familia, con escasez de comida, sin ropa de abrigo durante la época de lluvias cuando hace mucho frío y llueve continuamente, (la altitud es de 2.600 metros)… eso forma parte de tu día a día si has nacido en Muketuri, (Etiopía). Y desgraciadamente es la situación generalizada en el resto del país.
Mujeres recogiendo fardos de leña por 
los que cobrarán un euro al día
Yo no podía aceptar que esa realidad esté ocurriendo en un país en pleno siglo XXI. No podía acostumbrarme a la idea de que la esperanza de vida sean 55 años y de que la mortalidad infantil sea tan elevada, (aproximadamente un 8%).
Los niños hasta los cinco años tienen un gran riego de morir, por lo que, en general, sus familias no les muestran demasiado apego porque saben que posiblemente, (y si Dios lo decide, ya que no lo asocian con la desnutrición, sino con la intervención divina), en los primeros años de vida van a morir. También por ello suelen dejar en sus cabezas una especie de «cresta», para que, si mueren, los ángeles puedan coger a los niños del pelo para llevarlos al cielo.

Niños en un poblado cerca de Muketuri
Me he dado cuenta de que ser niño en Etiopía es algo muy difícil, pero sobrevivir siendo un niño con discapacidad es algo así como un milagro. Además, por si fuera poca la mala suerte en tu reparto cuando te toca la carta de la discapacidad vas a tener que enfrentarte con el rechazo del resto del poblado e, incluso, de tu familia, ya que se considera un «mal de ojo» esta circunstancia, o, en el peor de los casos, que la familia lo merecía por sus pecados o acciones pasadas.
Sobrevivir con una discapacidad 
en Etiopía es milagroso
Además, cuando eres niño y tienes menos de cinco años lo tienes más difícil… Todavía no puedes trabajar cuidando a las vacas, o yendo a buscar agua, por lo que no puedes ayudar a la familia, y, por tanto, vas a ser el último en comer.. eres el menos «productivo»…
Niña cuidando sus vacas 



Deja un comentario