Tengo que reconocer que ya estoy reconciliada con Cartagena… y es que
es imposible no sucumbir a sus encantos. El enfado con la ciudad me ha
durado sólo un día, no he podido aguantar más… Y es que todo viaje y
aventura puede conllevar también sus momentos grises, como el hecho de
que me robasen dinero y clonasen (y usasen) mi tarjeta de crédito.
Enfin, cosas que ocurren. En este país, incluso, en el propio lugar
donde estaba hospedada (Chill House Hostel) y de la propia «caja de seguridad», yo
añadiría que por parte, además, de los propios empleados… No obstante
, me niego a que esto empañe lo más mínimo esta experiencia en este
increíble país que está siendo fantástica para mí.
Puerta del Reloj
Plaza Santo Domingo
Calle del centro histórico de Cartagena
Balcón en el centro histórico de Cartagena
Me quedo con la gran
cantidad de personas que se han ofrecido a ayudarme cuando han conocido
la situación, (algunos de ellos los conozco de hace tan sólo una
semana), con los colombianos que me han pedido «disculpas», (no era
necesario, por supuesto, esto te puede pasar en muchas ciudades…) y,
sobre todo, me quedo con la vivencia, de todo se aprende y, quizás en
este caso, a ser un poquito más fuerte y sobrellevar los imprevistos…
Todo forma parte del viaje y, como dice mi amiga Bea, igual que la vida
misma, el viaje tiene sus luces y sombras… O como dice Nacho, lo importante es la salud…eso no me falta, gracias a Dios!