Hola amigos! Gracias por estar ahí, al otro lado, compartiendo con vuestro interés y cariño esta vivencia.. Me siento obligada a transmitiros con detalle lo que está ocurriendo aquí, siento mucho no ser mensajera de las noticias que me gustaría, pero el sentimiento que define mi día de hoy es incredulidad y muchísima indignación. No entiendo cosas que he vivido hoy, como por ejemplo:
1. Se reparte 1,5 litro de agua por persona/día, con temperatura de unos 35 grados. No hay más agua potable. Los voluntarios llevamos dos días viviendo esta misma situación, sin agua potable a partir de las 17:00, (hasta que llegamos a casa)…y os puedo asegurar que es una situación que crea bastante ansiedad y estrés…
2. Es frecuente encontrar, como hoy, niños deambulando por la carretera solos. Hoy ha sido un niño huérfano que intentaba conseguir comida y estaba casi desmayado del calor…
3. Es frecuente hablar con familias que te cuentan, ilusionadas, que van a cruzar la frontera y llegar a algún país. Lo hacen llevados por mafias que les cobran unos 1.500€ por persona, andando, cruzando bosques y montañas, (si tienen suerte y nos les timan o les roban tardarán dos días de viaje a pie…).
4. Muchos niños/adolescentes están muy alterados, nerviosos, algunos muestran signos de agresividad, están demasiado ociosos… De todas formas, los refugiados en los campos, a pesar de lo que han sufrido y lo que están sufriendo, son amables, te invitan continuamente a pasar a su tienda, a tomar el té, te sonríen mientras te hablan de su familia muerta o de sus casas destrozadas…
Las necesidades más urgentes en el campo: higiene, nutrición, agua potable, integración… pero, sobre todo… esperanza.